Poco a poco van quedando atrás las prácticas obsoletas en el tema de la educación canina basadas en antiguas teorías sobre el aprendizaje animal.
La conciencia colectiva está cambiando y evolucionando hacia un mayor respeto por los animales en general y, como no, hacia los perros en particular.
Las generaciones más jóvenes están preparadas y más dispuestas a abrir sus mentes. Entienden las cosas de manera diferente que sus mayores.
Lo vemos, por ejemplo, cuando nos referimos a la educación de los niños. Cada niño es único y se promueve que este investigue a su propio ritmo el mundo que le rodea para aprender. Se intentan fomentar valores como el respeto y la colaboración.
Lo mismo ocurre con la educación de nuestros perros domésticos.
La educación canina no es, ni nunca debería haber sido, enseñar cosas al perro con castigos o sobornos y son estas generaciones de nuevos educadores caninos los que están en disposición de demostrar que hay otras maneras de interaccionar con los perros.
El nuevo educador canino muestra cómo ser la mejor referencia para el perro en su proceso de adaptación al entorno humano particular que le ha tocado vivir.
Comenzamos a hablar, cuando nos referimos a los perros, de palabras con tanta fuerza y significado como RESPETO, EMPATÍA O CONFIANZA, es decir, aceptación del perro por lo que realmente es.
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La educación canina debe enfocarse como una herramienta para mostrar a las personas que conviven con un perro lo que este necesita en cada ciclo de desarrollo de su vida, con el único objetivo de que el animal logre alcanzar la edad adulta en un estado emocional óptimo y que le permitirá entender y adaptarse sin problemas a su entorno.
No se trata de "enseñar" cosas al perro. Más bien es permitir al perro aprender por medio de su curiosidad innata, a su ritmo, a través de sus propias experiencias y con un buen referente a su lado.
Así es como, realmente, aprendemos todos los animales de manera natural.
En nuestra casa convivimos con siete perros (muy muy diferentes entre ellos) y nadie les ha enseñado absolutamente nada.
Nuestra relación está basada en esas palabras tan mágicas que he mencionado antes (respeto confianza y empatía) y a las que hay que añadir algo de vital importancia como es una formación de calidad y sentido común.
Etapas de desarrollo, comunicación, estrés, fases del aprendizaje, referencias constructivas, coherencia, observación clínica, sentido común...etc. son conceptos que todo aquel que desee convivir con un perro debería conocer y entender.
Tengamos siempre muy claro que en cualquier relación, cuanto mas se conozcan ambas partes, mejor se comuniquen y más se respeten mayor será el grado de entendimiento y complicidad.
Es necesario ser críticos y reflexivos en un aspecto tan importante como es la educación de los perros domésticos.
Hagamos caso a nuestro corazón..... "Si sentimos que algo no está bien, es seguro que no está bien". Busquemos alternativas.
Podemos llegar a ser, "de verdad", el mejor amigo de un perro.
Cuando sumemos respeto, confianza, empatía y los conocimientos básicos del desarrollo natural del perro con una conciencia humilde y real por el bienestar de estos animales, seremos capaces de construir una relación saludable para ambas partes. Una relación como nunca habríamos podido imaginar.
Este vídeo es un ejemplo de lo que podemos llegar a compartir con estos increíbles animales llamados perros cuando los tratamos simplemente con RESPETO
"TARZÁN"... UN PERRO DE VERDAD
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Para más información llama al TLF: 685466636
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Michel Merino. Educación canina
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